domingo, 3 de mayo de 2009
Es imposible imaginar el mundo actual sin Google. Y es que vemos a Google hasta en la sopa. ¿No me creen? Queremos hacer una tarea: Google. Buscamos anuncios publicitarios o un lugar para vender o publicitar productos nuestros: Google. Queremos expresarnos a través de un blog personal fácil de manipular y con un diseño sencillo: Blooger, ¿de quién?, de Google. Queremos tener capacidad de 1GB de mensajes para mandar y recibir e-mails: Gmail, ¿necesitan preguntarme de quién? Queremos subir imágenes a la red y poder compartirlas de manera ágil y sin la necesidad de consumir un servidor personal: Picassa... ¡DE GOOGLE PUES! Con decirles que para hacer este post recurrí a Google.
No creo que Larry Page y Sergey Brin, creadores de este buscador que ahora controla el Internet, imaginaron la magnitud de su invento cuando lo lanzaron allá en el 98. Recuerdo aún cuando me inicié en la computación, hace apenas unos 8 o 9 años y era o Yahoo o Altavista. De la nada salió un nuevo buscador que prometía rapidez, eficiencia y especialización en sus resultados. Con escepticismo poco a poco los cibernautas nos dirigimos a esta nueva opción de buscador que terminó destruyendo todo vestigio de los otros buscadores. Ahora Yahoo queda relevado más a noticias o incluso trailers (que ahora salen en exclusiva en YahooMovies) y Altavista quedó reducido...a... ¿nada?
Pero aquí se plantea la duda de cualquier monopolio, la controversia que salta cuando una pequeña empresa se convierte en el gran magnate de las e-comunicaciones. Y es que yo lo veo así: en vista de la fuerza imparable de Google era imposible que no surgieran detractores en pos de su destrucción. Se lanzan ataques con respecto a la privacidad de sus usuarios, la destrucción de medios masivos tradicionales, paranoia sobre lo que podrían conseguir en el futuro. Es cierto que nuestra privacidad se pone en tela de juicio, pero creo que esto es a nuestra propia decisión (sino, ¿qué explica que poserismos como Facebook o Twitter se hayan vuelto tan populares?). Sobre lo de la muerte de medios tradicionales, también es cierto, pero creo que esto se debe a que los nuevos medios de la comunicación plantearán paradigmas, de hecho, pero también nuevas oportunidades de expresión. Y sobre la paranoia hacia el futuro incierto, creo que a pesar de que no sabemos qué nos depara el poderío Google, podemos estar seguros que todo será para nuestro propio placer. Si no, ¿no lo permitiríamos, no?
Quiero terminar diciendo que no me imagino la vida sin Google hoy en día. Si el Internet ha avanzado de manera tan exhorbitante en apenas una década se ha debido a estas mentes creativas de California que no dejan de trabajar para hacer posible un futuro en el que el mundo esté en nuestras manos, para que nosotros podamos hacer lo que nos plazca con él y, ¿quién sabe?, algún día podamos controlar nuestra vida y nuestro yo en su totalidad.
No creo que Larry Page y Sergey Brin, creadores de este buscador que ahora controla el Internet, imaginaron la magnitud de su invento cuando lo lanzaron allá en el 98. Recuerdo aún cuando me inicié en la computación, hace apenas unos 8 o 9 años y era o Yahoo o Altavista. De la nada salió un nuevo buscador que prometía rapidez, eficiencia y especialización en sus resultados. Con escepticismo poco a poco los cibernautas nos dirigimos a esta nueva opción de buscador que terminó destruyendo todo vestigio de los otros buscadores. Ahora Yahoo queda relevado más a noticias o incluso trailers (que ahora salen en exclusiva en YahooMovies) y Altavista quedó reducido...a... ¿nada?
Pero aquí se plantea la duda de cualquier monopolio, la controversia que salta cuando una pequeña empresa se convierte en el gran magnate de las e-comunicaciones. Y es que yo lo veo así: en vista de la fuerza imparable de Google era imposible que no surgieran detractores en pos de su destrucción. Se lanzan ataques con respecto a la privacidad de sus usuarios, la destrucción de medios masivos tradicionales, paranoia sobre lo que podrían conseguir en el futuro. Es cierto que nuestra privacidad se pone en tela de juicio, pero creo que esto es a nuestra propia decisión (sino, ¿qué explica que poserismos como Facebook o Twitter se hayan vuelto tan populares?). Sobre lo de la muerte de medios tradicionales, también es cierto, pero creo que esto se debe a que los nuevos medios de la comunicación plantearán paradigmas, de hecho, pero también nuevas oportunidades de expresión. Y sobre la paranoia hacia el futuro incierto, creo que a pesar de que no sabemos qué nos depara el poderío Google, podemos estar seguros que todo será para nuestro propio placer. Si no, ¿no lo permitiríamos, no?
Quiero terminar diciendo que no me imagino la vida sin Google hoy en día. Si el Internet ha avanzado de manera tan exhorbitante en apenas una década se ha debido a estas mentes creativas de California que no dejan de trabajar para hacer posible un futuro en el que el mundo esté en nuestras manos, para que nosotros podamos hacer lo que nos plazca con él y, ¿quién sabe?, algún día podamos controlar nuestra vida y nuestro yo en su totalidad.
Documental El mundo según Google que habla acerca de este mega-buscador y la polémica que se despierta detrás de su monopolio.
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